ANTECEDENTES HISTORICOS DE TUNQUEN
Periodo agro-alfarero temprano
En Tunquén hay hallazgos del Período Alfarero Temprano (Complejo Cultural Llolleo).
Se han encontrado diversos instrumentos líticos y cerámicas de la Cultura Llolleo en el estero Tunquén, estos hallazgos se encuentran en el Museo de San Antonio
También se encuentran restos de la Tradición Bato, 300 a.C., generalmente provenientes de ritos funerarios que se efectuaban en las cercanías de los lugares de habitación o debajo de ellos.
El crecimiento inmobiliario en la zona ha provocado una serie de descubrimientos en las cercanías del humedal y en los cerros aledaños. Así, en Quebrada Grande se encontró una vasija subglobular con asas, cuyas características son de la Cultura Llolleo. Los sitios fueron clasificados como Tunquén 1 y 2 y se trata de sepulturas aisladas con cerámica fragmentaria. Los sitios arqueológicos detectados, ya sean de índole prehispánico o histórico, no han sido estudiados exhaustivamente ni se han realizado investigaciones arqueológicas sistemáticas en el área de Tunquén, lo cual abre grandes posibilidades para estudios científicos e históricos a futuro.
Contacto Polinésico
Evidencias de mestizaje entre exploradores polinésicos y mujeres nativas del litoral central, datadas entre el siglo X y XII fue el resultado del rescate arqueológico efectuado en Tunquén en enero de 2017.
“Se trata de una docena de esqueletos de hace mil años atrás, que se encontraban en muy buen estado. Presentaban los mismos rasgos morfológicos de los restos arqueológicos encontrados en 1990 y años posteriores, en Isla Mocha, al sur de Concepción. Algunos de los cuerpos presentaban todos o algunos de los 3 rasgos morfológicos que caracterizan el fenotipo polinésico: mandíbula con base curva (“rocker jaw”), cráneo de forma pentagonal, y la forma oval del orificio de la cabeza del fémur que conecta los ligamentos a la cadera”
José Miguel Ramírez,investigador del Centro de Estudios Avanzados (CEA) de la Universidad de Playa Ancha.
Inca
Durante la dominación inca, la zona alta del valle del estero de Casablanca fue denominada Acuyo, traducción quechua del nombre mapudungún Curauma. Tras pasar los lavaderos de oro del estero Las Dichas se le agregaba el sufijo "milla" en mapudungún, quedando en Curaumilla.
Historia contemporánea
La hacienda de Tunquén fue cedida por doña María Báez Flores (hija de don Hernando Báez y doña Catalina Flores) a la Compañía de Jesús en 1672. La orden mantuvo dicha hacienda junto a varias otras haciendas adyacentes tales como -la hacienda de las Tablas, Laguna, Quebrada Verde, Quintay- hasta el año 1767 (año de su expulsión de Chile). La Junta de Temporalidades encargada de administrar los bienes raíces de los jesuitas expulsados remató la hacienda denominada "las Tablas" (adyacente a la antigua hacienda de Tunquén por el norte) a don Francisco Ruiz de Balmaceda en 1784. Es importante destacar que en dicha venta se incluían además las antiguas haciendas de Tunquén y de Quintay.
En 1794 la hacienda las Tablas-Tunquén-Quintay fue rematada por don José Ramírez de Saldaña, de origen guatemalteco y Prior del Real Tribunal del Consulado de Santiago, casado en segundas nupcias con doña Margarita Velasco y Cañas del Portillo. La propiedad pasó luego a manos de don Francisco de Paula Ramírez de Saldaña Velasco y su esposa doña Gertrudis Rosales Larraín. Uno de los hijos de este matrimonio, don José Manuel Ramírez Rosales, vendió la hacienda fusionada a don Pedro Antonio Martínez en 1868, quien realizó la primera fragmentación vendiendo la hacienda de Tunquén a don Nicolás Igualt en 1872. El señor Igualt mantuvo la propiedad en su poder por casi cuatro décadas, vendiéndola en 1913 a don Francisco Antonio Hernández.
El señor Hernández es quien finalmente la enajena en 1935 al Sr. Alfredo Strange y su esposa Sara Santibáñez. Los herederos del matrimonio Strange-Santibáñez heredaron varias hijuelas de la antigua hacienda (actuales fundos la Boca, el Rosario, Punta de Gallo, etc.) que fueron luego subdivididas y vendidas a fines del s. XX a múltiples propietarios.
Actualidad
El Fundo de Tunquén —que tenía en el pasado 1100 hectáreas pertenecientes a la familia Strange e incluía desde Punta Chago por el norte hasta El Yeco por el sur— comenzó a parcelarse hace 20 años. Las primeras fueron las del condominio Campomar, para seguir con Parcelación La Boca, Rosario, Punta Gallo y El Barco. Hoy Tunquén constituye una isla de biodiversidad costera entre dos expansiones de megaproyectos urbanos como son Santa Augusta en Quintay y San Alfonso del Mar en Algarrobo Norte.
En Tunquén hay hallazgos del Período Alfarero Temprano (Complejo Cultural Llolleo).
Se han encontrado diversos instrumentos líticos y cerámicas de la Cultura Llolleo en el estero Tunquén, estos hallazgos se encuentran en el Museo de San Antonio
También se encuentran restos de la Tradición Bato, 300 a.C., generalmente provenientes de ritos funerarios que se efectuaban en las cercanías de los lugares de habitación o debajo de ellos.
El crecimiento inmobiliario en la zona ha provocado una serie de descubrimientos en las cercanías del humedal y en los cerros aledaños. Así, en Quebrada Grande se encontró una vasija subglobular con asas, cuyas características son de la Cultura Llolleo. Los sitios fueron clasificados como Tunquén 1 y 2 y se trata de sepulturas aisladas con cerámica fragmentaria. Los sitios arqueológicos detectados, ya sean de índole prehispánico o histórico, no han sido estudiados exhaustivamente ni se han realizado investigaciones arqueológicas sistemáticas en el área de Tunquén, lo cual abre grandes posibilidades para estudios científicos e históricos a futuro.
Contacto Polinésico
Evidencias de mestizaje entre exploradores polinésicos y mujeres nativas del litoral central, datadas entre el siglo X y XII fue el resultado del rescate arqueológico efectuado en Tunquén en enero de 2017.
“Se trata de una docena de esqueletos de hace mil años atrás, que se encontraban en muy buen estado. Presentaban los mismos rasgos morfológicos de los restos arqueológicos encontrados en 1990 y años posteriores, en Isla Mocha, al sur de Concepción. Algunos de los cuerpos presentaban todos o algunos de los 3 rasgos morfológicos que caracterizan el fenotipo polinésico: mandíbula con base curva (“rocker jaw”), cráneo de forma pentagonal, y la forma oval del orificio de la cabeza del fémur que conecta los ligamentos a la cadera”
José Miguel Ramírez,investigador del Centro de Estudios Avanzados (CEA) de la Universidad de Playa Ancha.
Inca
Durante la dominación inca, la zona alta del valle del estero de Casablanca fue denominada Acuyo, traducción quechua del nombre mapudungún Curauma. Tras pasar los lavaderos de oro del estero Las Dichas se le agregaba el sufijo "milla" en mapudungún, quedando en Curaumilla.
Historia contemporánea
La hacienda de Tunquén fue cedida por doña María Báez Flores (hija de don Hernando Báez y doña Catalina Flores) a la Compañía de Jesús en 1672. La orden mantuvo dicha hacienda junto a varias otras haciendas adyacentes tales como -la hacienda de las Tablas, Laguna, Quebrada Verde, Quintay- hasta el año 1767 (año de su expulsión de Chile). La Junta de Temporalidades encargada de administrar los bienes raíces de los jesuitas expulsados remató la hacienda denominada "las Tablas" (adyacente a la antigua hacienda de Tunquén por el norte) a don Francisco Ruiz de Balmaceda en 1784. Es importante destacar que en dicha venta se incluían además las antiguas haciendas de Tunquén y de Quintay.
En 1794 la hacienda las Tablas-Tunquén-Quintay fue rematada por don José Ramírez de Saldaña, de origen guatemalteco y Prior del Real Tribunal del Consulado de Santiago, casado en segundas nupcias con doña Margarita Velasco y Cañas del Portillo. La propiedad pasó luego a manos de don Francisco de Paula Ramírez de Saldaña Velasco y su esposa doña Gertrudis Rosales Larraín. Uno de los hijos de este matrimonio, don José Manuel Ramírez Rosales, vendió la hacienda fusionada a don Pedro Antonio Martínez en 1868, quien realizó la primera fragmentación vendiendo la hacienda de Tunquén a don Nicolás Igualt en 1872. El señor Igualt mantuvo la propiedad en su poder por casi cuatro décadas, vendiéndola en 1913 a don Francisco Antonio Hernández.
El señor Hernández es quien finalmente la enajena en 1935 al Sr. Alfredo Strange y su esposa Sara Santibáñez. Los herederos del matrimonio Strange-Santibáñez heredaron varias hijuelas de la antigua hacienda (actuales fundos la Boca, el Rosario, Punta de Gallo, etc.) que fueron luego subdivididas y vendidas a fines del s. XX a múltiples propietarios.
Actualidad
El Fundo de Tunquén —que tenía en el pasado 1100 hectáreas pertenecientes a la familia Strange e incluía desde Punta Chago por el norte hasta El Yeco por el sur— comenzó a parcelarse hace 20 años. Las primeras fueron las del condominio Campomar, para seguir con Parcelación La Boca, Rosario, Punta Gallo y El Barco. Hoy Tunquén constituye una isla de biodiversidad costera entre dos expansiones de megaproyectos urbanos como son Santa Augusta en Quintay y San Alfonso del Mar en Algarrobo Norte.